Guiados por un revelador reportaje de
The Hollywood Reporter, aprovechamos la ocasión para cuestionarnos una vez más sobre la identidad del próximo
James Bond. Resulta increíble que una de las franquicias más prolíficas de la historia del cine atraviese una crisis digna de una producción amateur. A día de hoy, la que será vigésimo primera película de la saga tiene título (
Casino Royale) , tiene guionista (
Paul Haggis apoya a
Neal Purvis y Robert Wade), tiene director (
Martin Campbell, que se impuso a Tarantino o Woo) , tiene fecha de estreno (
Octubre 2006) e incluso tiene contratado el estudio de rodaje (en la ciudad de
Praga). Tiene todo eso pero en cambio le falta lo esencial: el protagonista.
Sin duda desde que
Sean Connery abandonara por primera vez el papel, la sucesiva elección de sustitutos ha sido polémica, pero nunca antes se había vivido una situación como la actual. Tras la hasta ahora última película del agente de Su Majestad, Muere Otro Día,
Pierce Brosnan anunció que no renovaría el contrato, lo que ponía de nuevo en subasta uno de los papeles más codiciados del panorama cinematográfico internacional. Sin duda liderar las taquillas durante años aportaría al actor elegido fama y un notable subidón de caché, lo que hacía presagiar una búsqueda breve y efectiva.
Pero evidentemente no ha sido así. ¿Qué es entonces lo que ha fallado? El actual reportaje de The Hollywood Reporter pone el dedo en la llaga en la causa que todo el mundo se temía: disputas empresariales. Sin embargo este término es muy amplio para definir lo que en realidad ocurre entre los productores encargados de la película,
Barbara Broccoli y Matthew G. Wilson. Para empezar ambos son medio hermanos, y como suele pasar entre las personas que comparten un lazo familiar tan cercano, no siempre están de acuerdo.
De hecho, el mayor lastre para los agentes de casting encargados de encontrar al nuevo James Bond, han sido los particulares desacuerdos entre ambos ejecutivos. Para poner un ejemplo de sus enfrentamientos, muchas de las caras más conocidas de Hollywood han perdido el papel por contradicciones entre los hermanos. Ese es el caso de
Daniel Craig (Camino a la Perdición), que encantaba a Broccoli pero que no terminaba de convencer a Wilson, por lo que el aparente contrato que el actor iba a firmar se fue al traste. Pero ese no es el caso más extraño, ya que
Colin Farell fue desestimado por parecer demasiado “malo”,
Eric Bana por ser “poco atractivo”, a juicio de los productores
Hugh Jackman (que ha pasado del tema) era poco masculino por haber aparecido en musicales de Broadway e
Ewan McGregor demasiado bajito.
Ante este panorama casi circense, no es de extrañar que pronto comenzaran a llegar informaciones sobre avalanchas de nombres que había sido estudiados para encarnar al carismático agente. Entre los más conocidos están
Jude Law (sofisticado sí, pero sin “talla física”),
Christian Bale (se negó en pro de Batman),
Julian McMahon (Campbell lo quería pero el actor se negó tras ser aconsejado por su agente) o
Russell Crowe (demasiado rudo), pero también se evaluaron intérpretes como
Jonathan Rhys Meyers ("Quiero ser como Beckham"), 28,
Gerard Butler (300), 35,
Hugh Grant ("Bridget Jones"), 44;
Ralph Fiennes ("The Constant Gardener"), 42;
Rufus Sewell ("The Legend of Zorro"), 37;
Matthew MacFadyen ("Pride and Prejudice"), 31;
Karl Urban ("The Bourne Supremacy"), 33;
Orlando Bloom ("Kingdom of Heaven"), 28;
Jason O'Mara ("Band of Brothers"), 33;
Jack Davenport ("Piratas del Caribe"), 32;
Robbie Williams ("De-Lovely"), 31;
Jeremy Northam ("Gosford Park"), 43;
Dominic West ("The Wire"), 35;
Dougray Scott ("Dark Water"), 39;
Rupert Friend ("Pride & Prejudice"), 26;
David Morrissey, ("Derailed"), 41;
Gary Stretch ("Alexander"), 36;
James Purefoy ("Rome"), 41; o
Ioan Gruffudd ("Fantastic Four"), 31.
Caso aparte es
Clive Owen. El protagonista de Closer llegó a ser proclamado oficialmente como el nuevo James Bond, pero finalmente el trato se rompió. Tras su nominación al Oscar los proyectos que recibía Owen eran más interesantes que firmar durante siete años por un solo papel. Además la indecisión de la productora no incrementaba la confianza de Owen por el proyecto, que finalmente optó por desligarse del papel y buscar nuevas oportunidades. En el colmo del cachondeo, Owen interpretará al agente 006 en el remake de La Pantera Rosa.
Muchos, por el contrario, han alabado la estrategia comercial que los encargados de la película están llevando a cabo, ya que a través de su portavoz
Ann Bennett, han conseguido levantar prácticamente cada semana rumores sobre la franquicia que conseguían mantener la atención del público por el proyecto. Algunos de ellos tales como un James Bond de color, uno croata interpretado por
Goran Visnjic (aún cuando se afirmó que buscaban a alguien con un puro acento británico) o incluso un jovencísimo James Bond, para el que se barajaron nombres como
Orlando Bloom, Henry Cavill y, esto ya canta,
Daniel Radcliffe, protagonista de Harry Potter.
De igual modo se filtró la posibilidad de repescar a
Brosnan, algo difícil de imaginar después de que este reportaje revele que fueron
Broccoli y Wilson los que anunciaron al irlandés que no contaban con él. Brosnan aceptó su “despido” pero no pudo dejar de sentirse contrariado cuando aparecieron informaciones de que él mismo había abandonado la franquicia después de que se le negara un sueldo de 30 millones de dólares.
A día de hoy, el director
Martin Campbell está abierto a cualquier posibilidad con tal de que se le confirme ya un protagonista, incluso las que apuntan a un Bond joven e inexperto interpretado por un completo desconocido. La intención de Broccoli y Wilson es competir con la saga de
Bourne en su mismo terreno, orientando la franquicia Bond a un tono más realista. Difícil van a tener superar al espía interpretado por
Matt Damon, ya que uno de los valores de los que hace gala la producción de
Doug Liman, es el aprovechamiento de su humildad.
Con el tiempo, puede que
Casino Royale se convierta en una gran producción y en una película de calidad que nos haga olvidar el funesto punto de partida que está teniendo el film. El espectador no desea ver en esta saturación de los medios una irónica metáfora sobre hasta que punto el entrenado agente de Su Majestad es capaz de ocultar su identidad, sino un burdo intento por hacerse notar que más que aumentar la atención del público, lo cansan, lo aburren y lo llenan de desconfianza porque... ¿alguien creerá al 100% la confirmación definitiva del nuevo James Bond?